Cuando escuché la anécdota de que Botero a veces pinta una mosca para conseguir el equilibrio perfecto en sus obras de arte, se me ocurrió inmediatamente una idea para un ballet. Imaginé que, en los momentos de soledad y retiro creativo del artista, una mosca surgiría en su estudio y le acompañaría en un deslumbrante viaje de creatividad en el que todos los personajes que alguna vez pintó cobrarían vida desde el lienzo y saldrían del marco para enfrentarlo.” Mensaje de la coreógrafa - Annabelle Lopez Ochoa.